Esta extraordinaria biblioteca, ubicada en lo que alguna vez fue el monasterio dominicano de Santo Domingo de Guzmán, representa mucho más que una easy colección de libros: es un testimonio vivo del legado intelectual y espiritual del México colonial.
La historia de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa comienza en el siglo XVI, cuando los frailes dominicos establecieron su monasterio, una obra maestra arquitectónica que tardó casi un siglo en completarse, en lo que se convertiría en uno de los centros religiosos y educativos más importantes de la Nueva España.
El esplendor barroco del complejo, con sus intrincados tallados en piedra, altos techos abovedados y elaborados retablos dorados, proporciona un telón de fondo impresionante para una de las colecciones históricas más importantes de América Latina.
La colección Burgoa: Tesoros sin medida
El nombre de la biblioteca honra a Francisco de Burgoa, un fraile dominico del siglo XVII cuyas obras brindan información invaluable sobre el período colonial temprano en Oaxaca. Los propios escritos de Burgoa son sus propias crónicas de las actividades dominicanas con las culturas indígenas de México. Cuando los misioneros dominicos que curaron Burgoa seleccionaron qué libros llevar al Nuevo Mundo, estaban tomando decisiones que moldearían la vida intelectual en el México colonial durante los siglos venideros.
La biblioteca es uno de los depósitos más importantes de libros y manuscritos impresos antiguos de América Latina. Los casi 40.000 volúmenes que se encuentran aquí incluyen obras invaluables sobre teología, filosofía, historia pure, lingüística y etnografía que abarcan cinco siglos de conocimiento y creatividad humanos y brindan una visión incomparable de la vida intelectual colonial.
En su núcleo se encuentra la colección histórica del convento dominicano, que presenta cunamanuscritos y libros raros. La colección de incunables, uno de los fondos más valiosos de la biblioteca, se remonta al momento histórico en el que la period de los manuscritos daba paso a la period de la imprenta.
Entre las joyas de la corona de la colección se encuentra una copia del Crónica de Núremberg (Liber Chronicarum) de Hartmann Schedel, impreso por Anton Koberger en 1493. Esta enorme obra, uno de los proyectos editoriales más ambiciosos del siglo XV, contiene más de 1.800 ilustraciones grabadas en madera y representa un intento integral de hacer una crónica de la historia mundial desde la creación hasta el período contemporáneo. La copia de Burgoa es particularmente significativa porque llegó a México durante el período colonial temprano, lo que la convierte en una de las primeras historias mundiales ilustradas disponibles en América.

La colección también alberga ejemplos notables de la imprenta temprana en América, incluidas obras producidas por las imprentas pioneras de la Ciudad de México y Puebla. Estos volúmenes demuestran la rápida adopción y adaptación de la tecnología de impresión europea en el Nuevo Mundo.
La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa en la actualidad
El entorno físico de la Biblioteca de Burgoa es tan destacable como sus colecciones. Ubicadas dentro de las antiguas celdas monásticas y áreas comunes del convento dominicano, los espacios de la biblioteca conservan gran parte de su carácter arquitectónico authentic al tiempo que incorporan modernas instalaciones de conservación e investigación.
La sala de lectura principal ocupa lo que alguna vez fue el refectorio del convento, donde los frailes dominicos se reunían para comidas comunitarias y reflexión espiritual.
Una rara política de puertas abiertas
Si bien las colecciones históricas de la Biblioteca de Burgoa constituyen su base, la institución se ha convertido en un centro dinámico para la erudición y la investigación cultural contemporáneas. La biblioteca recibe regularmente a académicos visitantes de universidades e instituciones de investigación de todo México e internacionalmente.
Pero lo más importante es que, a diferencia de muchas bibliotecas prestigiosas de todo el mundo que albergan colecciones similares (instituciones como la Biblioteca de Libros Raros Beinecke de Yale, la Biblioteca Bodleian de Oxford o la Biblioteca Apostólica del Vaticano), la Biblioteca de Burgoa opera bajo una filosofía fundamentalmente diferente con respecto al acceso a sus tesoros. Si bien esas instituciones de renombre a menudo requieren credenciales extensas, afiliaciones académicas o permisos especiales para acceder a sus materiales raros (la suposición subyacente a estas restricciones es que los libros y manuscritos raros son demasiado valiosos y frágiles para ser manejados por alguien que no sea académicos calificados), la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa mantiene una política de puertas abiertas que refleja una comprensión profundamente democrática del conocimiento y el patrimonio cultural.
La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa desafía este paradigma al reconocer que el patrimonio cultural pertenece a la comunidad de la que surgió. La colección no se considera un dominio exclusivo del académico sino una herencia compartida que debería estar disponible para todos los miembros de la sociedad.

El éxito de la biblioteca al equilibrar la preservación con el acceso, la erudición histórica con la relevancia contemporánea y la identidad native con la colaboración internacional ofrece lecciones valiosas para las instituciones culturales de todo el mundo. A medida que continúa evolucionando y adaptándose a las circunstancias cambiantes, la Biblioteca de Burgoa sigue siendo un recurso esencial para cualquiera que busque comprender este rico patrimonio cultural.
Antropóloga social y fotoperiodista Ena Aguilar Peláez Escribe sobre salud, cultura, derechos y medio ambiente, con un gran interés en las interacciones interculturales y los entornos históricos y culturales.
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